El 15 y 16 de septiembre se reunieron los mandatarios del Grupo de los 77 + China, grupo conformado en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo UNCTAD. Hoy en día este grupo está conformado por 135 países en desarrollo, incluyendo China. Este último país ha crecido en importancia a nivel económico y político en las últimas décadas, de ahí los cuestionamientos a su participación en este foro, ya que es una de las potencias globales.
Durante el encuentro, los principales puntos que se debatieron giraron en torno a la ciencia, tecnología e innovación, justicia financiera y justicia climática. Dentro de la declaración final de la cumbre se consagraron puntos de interés común tales como la recuperación del rol del G77 en el contexto global; se exhorta a que se de una reforma integral del sistema financiero internacional, así como el rechazo a los monopolios tecnológicos.
Esta reunión ha representado un hito importante para la recuperación de la visibilidad de los países del Sur Global y su análisis de los retos internacionales. Sin embargo, este bloque al ser bastante heterogéneo, no ha podido, a lo largo de los años, generar una posición conjunta sostenida que resulte en estrategias efectivas. Mientras que un grupo de estos países ha logrado cumplir al menos ciertos objetivos de desarrollo como en el caso de India, Sudáfrica, Brasil y la misma China, la mayor parte de países en desarrollo continúan estancados en cuanto a soluciones para la pobreza y la inequidad.
Para América Latina esta cumbre representó un espacio de conexión con el multilateralismo, en medio de las crisis y polarización política interna de cada estado, como espacio que podría contribuir a soluciones estructurales para sus desafíos. En cuanto a la propuesta de reformar organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, hacia una mayor participación de los países en desarrollo en su gobernanza, es una iniciativa recurrente en las últimas décadas, que no se ha podido concretar. De igual forma, la falta de transferencia tecnológica hacia los países en desarrollo, se identificó como uno de los ámbitos a transformar para lograr un acceso real a los beneficios de estos avances. Ciertos líderes del grupo responsabilizan a los países desarrollados de su situación desfavorecida; no obstante, si bien los estados con mayores recursos pueden hacer mucho aún por cooperar hacia un mundo más equitativo, los países en desarrollo tienen que tomar las riendas de transformar sus propios sistemas políticos y económicos internos, que han sido afectados por factores como la corrupción y la inequidad social.